Desde que tenemos a los peques nuestros risottos se han especializado y se han convertido en cenas y comidas express. ¡Y no os podéis imaginar lo buenísimos que siguen estando! De una preparación de 45 minutos a 20 en estilo tradicional.
Ingredientes (4 personas)
- 1 cucharada de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE)
- 1 cebolla grande ó 2 pequeñas
- 250 gr de calabaza
- 1 vaso de arroz normal (1 vaso de dimensiones habituales: 200-250 ml)
- 2’5 vasos de agua tibia o de caldo de carne (pollo, ternera, etc)
- Si optamos por agua en vez de caldo: 1 cucharadita de concentrado de caldo ó 1/2 pastilla de caldo de carne
- 125 gr. de queso parmesano (aunque nosotros a veces también usamos Levasa semicurado, muy de Jaén)
- Opcional: 1/2 vaso de vino blanco
Preparación
Tradicional
- Cortamos la cebolla en trocitos pequeños y la calabaza en daditos.
- Calentamos la sartén con el aceite de oliva virgen extra. Cuando esté caliente (sin llegar a quemar el aceite), sofreímos la cebolla y salteamos la calabaza: hasta que veáis transparente la cebolla y doradita la calabaza.
- Si le queremos echar vino, éste es el momento para que se evapore el alcohol.
- Añadimos 1 vaso de arroz y removemos todo con una cuchara de madera.
- Agregamos el agua o el caldo. Si optamos por el agua, cuando ya esté caliente, incorporamos la 1/2 pastilla de caldo de carne.
- Desde que empieza a hervir, se prepara el fuego para que quede en el punto de ebullición y se deja cociendo unos 12 minutos, moviéndolo de vez en cuando.
- Cuando esté el arroz casi en su punto, añadimos el queso rallado. Esto lo hacemos justo antes de servir para que no se quede demasiado espeso o incluso hecho una piedra. Buscamos la untuosidad y la suavidad típicas del risotto.
- La primera vez que hagáis este plato deberéis estar muy pendientes: tendréis que pillarle el truco a vuestro fuego o vitrocerámica, al queso, etc, para que el arroz quede al dente y el queso suave 😉