Nos hemos inventado estas galletas para utilizar restos que nos quedaban de la enoorme #calabaza que compramos y la única harina que teníamos: harina de avena (o lo que es lo mismo: avena molida). Hemos improvisado y podemos decir que ¡están de rechupete! 🎃
Ingredientes
- 300 gr de calabaza cocida
- 1 huevo batido
- 1 cucharada de canela
- 1 cucharada de azúcar avainillado
- 1/2 cucharadita de jengibre en polvo
- 1/2 sobre de levadura química
- 225 gr de avena molida o harina de avena
- 50 gr de almendra molida
Preparación Tradicional
- Pelar la calabaza y cortarla a cuadraditos. En un cazo, hervir agua y cuando ésta llegue a su punto de ebullición, añadir la calabaza cortada, bajar el fuego y cocinar durante 15-20 minutos (depende del grosor de los cuadraditos). Ha de quedar blandita para poderla amasar después.
- Chafar la calabaza cocida con un tenedor.
- Mezclarla en un bol con el huevo batido, la canela, el azúcar avainillado, el jengibre en polvo y la levadura.
- Añadir poco a poco la harina de avena y la almendra molida e ir mezclándolo todo con el tenedor. Cuando ya sea difícil de manejar con el tenedor, amasaremos con las manos.
- Dejar reposar en el frigorífico de 30 a 60 minutos para poder moldearlas y manejarlas mejor.
- Con la ayuda de una cuchara sopera vamos cogiendo masa, hacemos bolitas, las dejamos sobre el papel de hornear y después las aplastamos para darles forma. Podéis untaros las manos en aceite de oliva para moldearlas.
- Precalentar el horno 10 minutos a 200ºC. Hornear las galletas con el ventilador del horno durante 15 minutos a 180ºC.
- Pasar a una rejilla para que no se humedezcan (la rejilla lo que consigue es que sigan aireándose por abajo y no se queden blandengues). ¡A nosotros nos han quedado súper crujientitas!
- Os recomendamos dejarlas en un plato después de la rejilla unas 12 horas antes de meterlas en cualquier fiambrera o tupper para que se conserven crujientes.