No podemos estar más de acuerdo con este texto de Julio Basulto donde expone que «no tiene sentido pretender que nuestro hijo tenga hambre a la hora de comer (o que le apetezca lo que allí servimos) si en el desayuno o a media mañana ha tomado (como suelen hacer miles de niños en nuestro medio) galletas, cereales azucarados, zumos, bollería, postres lácteos, helados o aperitivos salados. ¿Por qué? Porque son productos cargados de calorías vacías, que sacian su apetito. Lo que le ofrezcamos a la hora de la comida será, lógicamente, menos atractivo y apetitoso que la comida insana, a lo que se suma su falta de hambre a causa de los alimentos muy calóricos que ha tomado para desayunar, como ya se ha indicado. Este proceso continúa en la merienda, donde los niños en España meriendan algo similar a lo mencionado para el desayuno«. Por eso, como os contamos aquí, no entendemos muchas veces los menús saludables que se dan a los padres como recomendaciones para meriendas sanas a la hora del recreo desde los centros de educación infantil y primaria.

Imagen: Julio Basulto