Los primeros meses de un bebé pueden ser duros por los despertares y las tomas nocturnas. A mí por lo menos, lo que me ayudó muchísimo es comprender por qué fases iba pasando mi bebé: los primeros días de enganche al pecho, las crisis de lactancia o brotes de crecimiento y los cambios en los patrones del sueño. Entenderlo y saber que quería ofrecer el pecho a demanda y tener una lactancia materna exclusiva, me hacían las noches más llevaderas (sí, llamadme loca… jajajajjaa).
En este artículo, explican que «cuando los bebés son pequeñitos (menos de un mes) tienen que comer muchas veces porque comen muy poquito ya que su estómago es muy chiquitín. Alimentarse muchas veces, evita hipoglucemias y les mantiene hidratados y las tomas se hacen durante todo el día y toda la noche». Además la leche materna cambia su composición según la hora del día o la noche. Por ejemplo, «la prolactina, que se encarga también de la producción de leche, tiene su pico entre las 2 y las 6 de la mañana, por lo que las tomas que se produzcan entre estas horas, ayudan a producir la leche necesaria para el día siguiente. Pero como la naturaleza es buena con nosotros, también es una sustancia que ayuda a dormir tanto a la madre como al bebé, por lo que dar el pecho de noche en realidad favorece el sueño«.
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