
Cuando nuestra peque nació no buscamos ningún centro infantil para ella. Pensamos que como autónoma que era (y soy), podría compatibilizar trabajo y bebé. Como diría Gandalf: ¡¡insensatos!! Tras mi baja maternal, comencé a trabajar con ella al lado, y la incompatibilidad de estar con el ordenador y su necesidad de bracitos y pecho, hicieron que, tras un mes de no haber desarrollado nada de trabajo, comenzara a buscar un centro para ella. Como nuestro peque mayor estuvo en el Centro infantil Guadalquivir Montessori (centro para la etapa 2-3 años), le preguntamos a su directora y mirando nuestra zona, fue ella la que nos recomendó Rapuncel. A partir de ahí empezamos también a investigar en grupos de lactancia de Jaén ¡y no nos podían llegar mejores referencias!
En este tiempo hemos vivido mucho y muy intenso. Marzo de 2020 fueron muchas emociones. Y también vivimos unas seños entregadas, preocupadas y que no paraban de inventar y de acercarse a los peques aunque fuera a través de una pantalla. Eso mantuvo el hilo que conectaba a nuestra peque con el centro, y que nos pareció fundamental para continuar y evitar más cambios en su pequeña vida diaria. En septiembre fue mucho más fácil el nuevo comienzo de rari-curso, entre mascarillas y distancias de seguridad.
Estamos muy, pero que muy contentos. Les agradecemos de corazón cómo se han desvivido por normalizar la situación en un curso complicado que empezaba lleno de incertidumbres y miedos. Han sabido modificar sus rutinas para adaptarlas a la pandemia y que los niños no la noten una vez que pasan dentro de este pequeño-gran centro infantil (pandemia, quiero decirte desde aquí, que estoy ya un poco hartita de ti, como te dijeron el otro día los niños: ¡¡coronavirus, vete ya, que no te queremos!!).
Nuestros peques han vivido la feria de San Lucas en el patio, ¡que ya nos hubiera gustado a nosotros meternos in-fraganti! También han celebrado Halloween, San Antón, Carnaval ¡y lo que quede! Han conmemorado el día de la amistad lleno de abrazos, así como el 13 de marzo… porque TODO ESTO VA A PASAR.
Cada trimestre nos llega una cartita de nuestra peque que nos hace llorar, y que hace las delicias de los abuelos. Las actividades diarias fomentan su aprendizaje, su autonomía y el juego entre iguales. ¡Y las canciones son lo más! Ella siempre va cantando de un lado a otro y descubrimos canciones nuevas que se trae puestas de Rapuncel. Cuando escucha alguna por casualidad en casa, siempre dice ilusionada: ¡¡es de mi cole!! Guarda con gran celo los abrazos que regala a las seños cuando la recogemos y disfruta con «los amigos» (como ella los llama) en cada pasito que dan de la mano de Azahara, Maca y Noelia.

Ojalá esta etapa durase más. Sus descubrimientos a esta edad son alucinantes. Los avances que hacen, una pasada. ¡Y sus medias frases dan ganas de comérselos entericos!
Elijáis el centro que elijáis, fijaos siempre en la sonrisa de vuestros enanos… y en la vuestra.
María!! Qué precioso, qué bonito y qué bien escribes. Me has emocionado muchísimo. Muchas gracias por valorarnos, pero sin vosotros no sería posible!!gracias por dejarnos disfrutar de ell@s y desde luego que esta etapa debería durar más (un añito más)
Ojalá hubieses podido entrar en cada fiesta como años anteriores…. Pero este maldito coronavirus no nos ha dejado disfrutar de las familias! Ojalá esto pase pronto y podamos irnos de barbacoa y celebrar un año con tantos miedos e incertidumbre!! Os queremos familia Peláez Toro, sois unos crack!!
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