
Imagen de portada: http://www.univision.com
¿Sabías que
se recomienda empezar con la introducción del pescado azul en bebés a partir de los 12 meses porque al ser más graso su digestión puede ser más pesada?
Además de esta restricción, en 2017 (fecha en la cual escribimos este post) la recomendación era evitar el consumo de emperador, pez espada, tiburón y atún rojo (pescados grandes, en general) durante los 3 primeros años de vida de los niños. A finales de 2019 las recomendaciones son EVITAR EL CONSUMO DE LAS ESPECIES CON ALTO CONTENIDO EN MERCURIO HASTA LOS 10 AÑOS; y también evitarlo en MUJERES EMBARAZADAS O LACTANTES.
¿Alguna vez te has preguntado la diferencia entre el pescado azul y el blanco?
Según este artículo, los peces que pertenecen al grupo de pescado blanco encuentran su alimento cerca, no necesitan desplazarse y al ser sedentarios no necesitan acumular grasas para hacer sus viajes. Son pescados de fácil digestión.
Sin embargo, los que pertenecen al grupo de pescado azul hacen grandes viajes, por lo que necesitan acumular grasa en sus músculos; y su digestión puede ser más pesada debido a que contienen más materia grasa.
Aquí también nos explican que hay otra clasificación para pescados semigrasos: en general no existen pescados semigrasos como tales, si no que dependiendo de la época del año un pescado azul o blanco se convierte en semigraso, porque reduce el contenido en grasa de su cuerpo: anguila, besugo, lubina, dorada y salmonete.
Podéis consultar sus propiedades tanto en el artículo anterior como en este otro:
«Los pescados azules son ricos en ácidos grasos, siendo el omega 3 el que ayuda a controlar los niveles de colesterol LDL. Su consumo ayuda a prevenir riesgos cardiovasculares y problemas de circulación. Además, el pescado azul aporta proteínas de calidad y diversos minerales (yodo, fósforo, magnesio, calcio –en las espinas– y también hierro). Para que los identifiques de un modo más sencillo, los azules tienen la cola en forma de flecha. Algunos son: sardina, salmonete, atún, salmón, trucha, bonito, pez espada, rodaballo, caballa, anchoa o boquerón, palometa, anguila, arenque, carpa, jurel, angula, cazón, chicharro, lamprea.
Los blancos son pescados protéicos, ricos en sales minerales y gelatinas, con pocas calorías, y con gran aporte de vitaminas del grupo B, especialmente B12. Algunos de ellos aportan yodo, importante para alteraciones de la tiroides. Cocinados al vapor, al horno o bien asados son de ayuda para controlar los niveles de colesterol y prevenir enfermedades del corazón. Si bien, hay que tener en cuenta que absorben más aceite si los fríes».

Fuente: http://www.weboconsultas.com
Todo esto aprendimos nosotros con la introducción de sólidos (este artículo de Lucía, mi pediatra contiene algunos consejos rápidos que os pueden orientar. Y éste otro suyo sobre alimentación también es muy recomendable). 🙂
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